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martes, 11 de octubre de 2016

La temida (pero controlable) Leishmaniosis

En esta época, cuando acaba definitivamente las temperaturas estivales y entra el otoño, es el momento de comprobar que nuestros perros están libres de Leishmaniosis. Es recomendable acudir a nuestro veterinario para que realice un diagnóstico rápido mediante un test que se puede llevar a cabo con una simple muestra de sangre. Pero si llega ese momento y el resultado es positivo, no debemos tirar la toalla ya que actualmente esta enfermedad -aunque no se puede curar- sí es tratable, aunque se trata de una patología crónica con la que tendrá que vivir el animal.


El contagio de Leishmaniosis nunca se da por contacto directo entre animales, ni entre animales y personas. Un perro puede enfermar solamente mediante la picadura de un flebotomo (parecido a un mosquito) cuando éste -o ésta, porque sólo las hembras transmiten la Leishmaniosis- es portadora del parásito. La picadura en sí misma no es lo que genera la Leishmaniosis, sino que el insecto la “traslada” de un animal infectado a otro. Una vez el parásito entra en el torrente sanguíneo de un perro se instala en sus células causando notables daños. En este momento ya no es posible eliminarlo, pero puede controlarse para que no cause perjuicios mayores y nuestra mascota pueda tener la mejor calidad de vida posible. Para ello, es esencial que un can contagiado y en tratamiento sea revisado anualmente por un veterinario, año tras año y aunque esté estabilizado. 

Alrededor de Las Navas del Marqués, en sus pueblos colindantes (Santa María de la Alameda, Valdemaqueda, El Pimpollar…) hay una gran incidencia de esta enfermedad. Mayoritariamente, los flebotomos pican más por la noche y en el exterior, aunque también se pueden “colar” en el interior de los hogares. Buscan su alimento, la sangre, llevados por el olor del animal que perciben a través de corrientes de aire. Para prevenir a nuestras mascotas de la dichosa picadura, lo idóneo es aplicar antiparasitarios eficaces como las pipetas o collares específicos, así como complementar esta labor de prevención con la vacuna específica para Leishmaniosis -disponible en  nuestro país desde 2012-. Dicha vacuna es sólo recomendable para áreas endémicas y casos muy concretos, aspectos que debe valorar un veterinario. 

La variedad de síntomas es tan amplia como los órganos a los que afecta el parásito, es decir, cualquiera. Los principales que suelen observar fácilmente son: heridas que no cicatrizan, hemorragias (¡atención al sangrado de nariz!), pérdida de pelo, inflamación ocular, crecimiento anormal de las uñas, atrofia muscular, dolores articulares (que pueden producir cojera o dificultades de movimiento), abatimiento, adelgazamiento, etc. Y cuando la enfermedad está más avanzada puede provocar insuficiencia renal, entre otras problemáticas graves. Si detecta alguno de estos síntomas en su perro, acuda lo antes posible a su veterinario. Si no recibe tratamiento, puede llegar a morir. No obstante, con la medicación y controles necesarios -análisis completo de sangre cada año-, un perro infectado de Leishmaniosis puede vivir largos años y ser un animal feliz. El parásito, gracias a los tratamientos actuales, puede “dormirse” y no afectar más a nuestra mascota. 

Por último, destacar que el período de incubación varía entre 3 y 18 meses, aunque en ocasiones excepcionales, la enfermedad puede permanecer latente pero sin manifestarse durante varios años. Algunos perros son, por genética, extremadamente resistentes y, aunque reciban la picadura del flebotomo, no muestran síntomas siempre que estén correctamente alimentados y no sometidos a estrés. Pero no son casos habituales, ya que en la mayoría de las ocasiones los canes suelen ser víctimas débiles ante el parásito de la Leishmania. Por esta razón, cuando hablamos de esta enfermedad, prevenir y tratar son casi sinónimos de curar

martes, 13 de septiembre de 2016

Las enfermedades que pueden transmitir las garrapatas

Hace pocos días saltó la noticia de la muerte de un hombre de 62 años por fiebre hemorrágica, a causa de un virus transmitido por una picadura de una garrapata. Los hechos sucedieron precisamente en la provincia de Ávila, cuando el fallecido paseaba entonces con su perro por la Sierra de Gredos. Esta enfermedad se denomina fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que según la Organización Mundial de la Salud puede afectar al ser humano principalmente a través de picaduras de garrapatas o del contacto con sangre o tejidos internos de ganado enfermo (por ejemplo durante o inmediatamente después de la matanza). También puede contagiarse entre personas cuando hay contacto directo con sangre o secreciones corporales de los infectados.

Pero esta no es la única patología que transmiten estas pequeñas enemigas, que por lo general buscan vivir entre el pelaje de mamíferos, pájaros y en la piel de los reptiles. Curiosamente las garrapatas son parientes de las arañas. Las principales dolencias que pueden contagiar estos parásitos a nuestros perros -y cuidado, en casos excepcionales también a nosotros-, son de varios tipos (según la clase de garrapata sobre todo):

- Parálisis por picadura: la saliva de la garrapata tiene componentes muy tóxicos, que pueden llegar a llegan a bloquear las funciones neuromusculares. Los síntomas de la parálisis por picadura son sobre todo la falta de sensibilidad en extremidades, cojera, falta de coordinación, y aparte dificultad respiratoria, vómitos… todo ello empieza a aparecer en el perro tras aproximadamente una semana de haberse producido la picadura. Se trata de una enfermedad que puede ser mortal.


- Hepatozoonosis: esta patología se puede generar si un perro ingiere un tipo determinado de garrapata. La perrita de una cliente de nuestra clínica la sufrió, precisamente además por tener el sistema inmunológico debilitado (que es cuando la Hepatozoonosis más afecta). Este tipo de garrapata suele picar en las épocas de primavera y verano. Los animales infectados puede que no tengan síntomas visibles -que es lo más frecuente- pero si los tienen éstos suelen ser fiebre, estar como aletargados, perder peso, tener dolor muscular… También es una enfermedad que puede ser letal para nuestras mascotas.

- Borreliosis o Enfermedad de Lyme: En este caso hablamos de otro tipo de garrapata, una que suele picar en otoño. El resultado de su picadura es una inflamación grave de las articulaciones. Al principio el perro infectado de borreliosis no presenta ningún síntoma evidente, pero a medida que avanza la enfermedad -la cual es muy agresiva- se puede observar fiebre, dolor articular, artritis… A veces también produce fuertes dolores en la cabeza y en el cuello de la mascota, la cual evita no mover esta zona. A priori, el pronóstico no es mortal si se trata a tiempo, pero puede provocar perjuicios crónicos para la salud del perro.

- Ehrlichiosis: Con este extraño nombre se define una enfermedad que transmite la misma garrapata que causa la ya comentada Hepatozoonosis. También puede llegar a ser mortal si no se atiende a tiempo, ya que se va extendiendo por todo el sistema circulatorio y alcanza a los órganos. A un perro contagiado le puede causar anemia, además de problemas graves en la médula ósea y en el sistema inmunitario. Los síntomas más frecuentes son la pérdida de peso, las secreciones (por ojos y nariz) y la dificultad respiratoria. Y en casos muy graves puede haber hemorragias agudas.

- Babesiosis: Hay varios tipos de garrapata que transmiten esta patología, que suele darse en periodos de calor (o en zonas calurosas independientemente de la estación del año). Pero, ¡importante! cuando empieza el otoño la peligrosidad no acaba. En nuestro país, la zona norte es la más afectada. Asturias, Cantabria o País Vasco, entre otras comunidades, son áreas “rojas” en este momento debido a la gran profusión de garrapatas. Se trata de una enfermedad que infecta los glóbulos rojos de la sangre y, al igual que la Ehrlichiosis, origina anemia en nuestros perros. Otro de los síntomas comunes es la debilidad general, el abatimiento… y todo suele comenzar además con sangre en la orina. Su pronóstico suele ser desfavorable, pero hay diferentes tratamientos para frenarla.

Para evitar estas y otras afecciones causadas por picaduras de garrapatas lo mejor es prevenir. La utilización de productos antiparasitarios (champús, pipetas, collares, comprimidos) es clave para ello. Consulta a tu veterinario y protege a tu mascota de esta pariente tan dañina de la araña. Y por supuesto, protégete a ti y a tu familia de posibles contagios indeseados que, aunque normalmente son casos muy aislados, pueden llegar a existir si no tenemos un mínimo cuidado al respecto. 

martes, 26 de julio de 2016

Qué hacer si nos encontramos con un animal abandonado

Algunas veces encontramos por la calle un perro que anda solo sin nadie a su alrededor. Cuando ello sucede tenemos que pensar que puede tratarse de un animal abandonado, pero también debemos tener en cuenta que podría ser un perro que se ha perdido o se ha escapado y que sus dueños lo estén buscando. En cualquier caso, y si decidimos tomar cartas en el asunto, seguramente que estará desorientado y puede asustarse fácilmente (y huir) si intentamos acercarnos de una forma brusca. Por esta razón, es aconsejable que lo hagamos poco a poco y despacio, utilizando un tono de voz suave. Podemos darle comida para intentar que se acerque, pero hay que armarse de paciencia porque en muchos casos será difícil que venga hacia nosotros -aunque ello depende del carácter y las experiencias del animal-. Lo más habitual son los perros, ya que los gatos aunque no estén abandonados suelen vagar por sí solos y después volver con sus dueños. No obstante, cabe señalar que la población de gatos callejeros crece de manera exponencial y son muchas las colonias de gatos de nadie...

Si hemos logrado atraerlo, lo mejor será cogerlo con una correa o similar, y antes de ir a ningún sitio, quedarnos donde lo hemos encontrado durante un tiempo prudencial ya que es posible que aparezca el propietario -si con suerte sólo ha sido un despiste momentáneo-. Si no es así, hay que mirar si lleva placa identificativa con un teléfono de contacto. Pero si tampoco existe esta opción, podemos llevar al pequeño a la clínica veterinaria más cercana para comprobar si tiene microchip y así localizar a los propietarios. 

No obstante, el hecho de acudir al veterinario no significa que los profesionales del centro se tengan que hacer cargo del proceso para nosotros olvidarnos de él. En muchas ocasiones, y bajo mi propia experiencia, las personas confunden estos aspectos, lo que puede generar un conflicto ya que los veterinarios al fin y al cabo no tenemos generalmente un servicio de este tipo. 
Si, personalmente, el veterinario acepta ocuparse totalmente del asunto y quedarse con el animal hemos de saber que es una decisión totalmente voluntaria e individual. Insisto en que en cualquier clínica veterinaria con lector de microchip lo que sí pueden es leerlo para colaborar en el intento de búsqueda del propietario. Otra opción es llamar a la Policía local o a la Guardia Civil Si alguien está buscando a su mascota perdida, es probable que se haya puesto en contacto con las autoridades locales. 

Mientras se intenta buscar al dueño, y si es posible, es preferible que el animal quede acogido al menos unos días en nuestra vivienda o en la de algún amigo o familiar que pueda quedarse con él unos días. Pero si finalmente todo indica que ha habido un abandono, es cuando tenemos que tomar decisiones: o quedárnoslo si creemos que podemos darle una buena vida, o ayudarle a encontrar un hogar (hoy en día gracias a la redes sociales surgen muchos adoptantes, o incluso el propio dueño que aparece y lo reclama), o llevarle a un refugio o protectora de animales. En este último caso, también es importante tener claro que este tipo de entidades no tienen la obligación de acoger al animal que les llevemos, simplemente porque muchas veces no pueden. Los refugios tienen límites de espacio y tristemente su capacidad de acogida ya suele estar al 100%. 

En teoría, según la Ley de protección de los animales (recogida en el Texto Refundido 2/2008 del 15 de abril), “corresponde a los ayuntamientos recoger y controlar los animales abandonados”. Asimismo, “los ayuntamientos han de disponer de centros de recogida de animales abandonados o perdidos adecuados y con suficiente capacidad para el municipio”. Pero aquí se habla de perreras municipales, y no de refugios o protectoras. Una protectora de animales o refugio -lo más habitual hoy en día- es una entidad sin animo de lucro que no se lucra a costa del abandono animal.  Son asociaciones de personas desinteresadas que albergan animales abandonados o maltratados y les cuidan mientras les ayudan a buscar un hogar con diversas iniciativas. Por todo ello, este tipo de entidades no tienen esa obligación de la que hablábamos antes, de modo que es esencial que recordemos que si optamos por llevar allí a un animal que nos hemos encontrado, puede ocurrir que nos ayuden en todo lo que puedan pero que no siempre puedan acogerlo. 

¿La mejor solución, por tanto? Lo ideal, y si nos gustan los animales, será comenzar los trámites de adopción para que pase a formar parte de nuestra familia. 

Evidentemente no siempre puede ser esta la solución, pero darle un hogar (o buscarle uno) es lo mejor que podemos hacer por ese pequeño, antes de llevarlo a la protectora de animales.

 Amaya Quirós

martes, 5 de julio de 2016

¡Nos vamos de vacaciones! Y nuestras mascotas… ¿también?

Llega el momento esperado, las maravillosas vacaciones. Pero a los que somos dueños de mascotas nos surge una pregunta:  ¿nos las llevamos con nosotros o no? Dependiendo del tipo de viaje que vayamos a realizar tendremos que decidir lo más apropiado. Y si llegamos a la conclusión de que "esta vez no", tendremos que buscar dónde y cómo dejarlos para que estén bien cuidados. Por suerte, hoy hay soluciones para todo... o casi todo. Pero si nos decantamos por llevarlos con nosotros, hay que ser muy conscientes de las medidas de seguridad por ejemplo si viajamos en coche.



Si hablamos de gatos, la opción más cómoda y menos estresante para ellos podría ser dejarlos en casa y que algún familiar o amigo pase cada 1-2 días a echar un vistazo, cambiarles la arena, poner agua fresca y revisar sus comederos. En otros casos puede que sea mejor llevarlos a casa de alguien para que no pasen tanto tiempo solos. También existen residencias para gatos donde serán bien atendidos, pero dado su carácter marcadamente territorial, esta opción puede generar un estrés importante para ellos.

Respecto a los perros, tendremos que recurrir a las mismas vías: residencias de toda la vida, amigos y/o familiares, o también las nuevas casas de acogida o cuidadores personales -que les dan un trato mucho más cercano y personal, casi como si ellos también fuesen a pasar unos días de vacaciones-. En este último caso se trata de particulares que acogen a un número reducido de perros y conviven con ellos en su hogar, tratándoles como si de los suyos propios se tratase. De hecho seguramente convivirán con las mascotas de dichos cuidadores, lo cual puede ser como si vivieran un “campamento de verano” y que se lo pasen literalmente ‘pipa’ socializándose. Suelen ser casas con terreno, jardín y espacio para el recreo. Conozco a más de uno que, tras dicha experiencia, incluso pasan por una pequeña depresión post-vacacional, sobre todo si vuelven a una vida estrictamente urbana en un piso. Personalmente, dentro de las alternativas de residencia externa, esta opción me parece la más acogedora, amable e incluso saludable, sin demeritar ni de lejos la labor de las residencias caninas más tradicionales.

En el caso de que decidamos que en esta ocasión vamos a viajar la familia al completo, hay que tener en cuenta que si vamos a viajar en coche debemos saber que existe una normativa clara en cuanto a las medidas de seguridad a adoptar. Éstas van encaminadas a garantizar tanto la integridad física de nuestra mascota como la seguridad en la conducción. Todo se reduce a priori en una sencilla premisa: NO INTERFERIR ni en la atención del conductor ni en la propia conducción. Para ello existen distintos métodos destinados a impedir el movimiento excesivo del animal en el interior del vehículo, con el fin de evitar provocar un posible accidente. Son métodos que limitarán su movilidad, pero con la comodidad y seguridad suficientes.

Es fundamental evaluar factores como el carácter y tamaño de nuestras mascotas para decantarnos por un método u otro de los que existen actualmente para viajar en coche con nuestros peludos. Hay arneses de viaje especiales que se enganchan al cinturón de seguridad, como el de la fotografía de la izquierda. 

Pero también hay acoples al cinturón -que habrán de utilizarse sólo con arneses y nunca con collares al cuello por evitar problemas de asfixia si se produjera un frenazo, como se ve en la foto de la derecha-. 

Con estos dos sistemas nuestro animal evitará tener que viajar en el maletero y podrá hacerlo en los asientos interiores (SIEMPRE TRASEROS por evitar distracciones o "saltos" al asiento del conductor). Cabe destacar que la mayoría de los enganches que se comercializan en España son universales y se adaptan a cualquier coche, a excepción de los de marca Volvo que requieren de un acople específico. Así que si es tu caso, ten en cuenta esta salvedad.

También podemos adaptar el maletero, aislándolo con barras o redes que impidan que pasen de un compartimento a otro en el viaje.  


Por último, están los transportines, que han de tener la altura suficiente como para que nuestro amigo pueda permanecer sentado con holgura, quedando aún un margen no agobiante hasta el techo. El transportín podrá colocarse tanto en los asientos como en el maletero. Si podemos además fijarlo con el cinturón de seguridad, mejor, aunque esto no es obligatorio. Existen también remolques que se enganchan al vehículo, pero tendremos que tener en cuenta que irán fuera de él y por tanto, no les veremos.


En el caso de viajar en avión deberán ir SIEMPRE dentro de un transportín de tamaño adecuado (siguiendo la norma de que desde su cabecita hasta el techo haya unos 10 cm estando el animal sentado, aproximadamente). Además, el transportín deberá estar homologado y cumplir con la normativa de la IATA. Dentro del avión, en cabina, está permitido llevar a animales de pequeño tamaño -normalmente hasta los 6 kilos, pero puede haber pequeñas variaciones en este dato según la compañía aérea- y siempre en transportines rígidos, no estando admitidos los de tela, mimbre o piel. Las mascotas de mayor tamaño, inevitablemente deberán ser facturados y viajarán en la bodega. 


¿Viajar es un placer? Para casi todos nosotros puede que así sea, pero para nuestras mascotas no deja de ser una sucesión de hechos que alteran sobremanera su rutina y su mundo conocido, por lo que será necesario armarse de paciencia y comprensión. Puede que a algunos no les afecte, pero para otros, la gran mayoría, puede significar un auténtico drama y que necesiten de algún tranquilizante específico, siempre prescrito por un veterinario. En cualquier caso, es aconsejable tener a mano agua que ofrecerles en los descansos o en las esperas. Dicho todo esto, ya sólo nos queda lo principal: llegar y ¡disfrutar de esas merecidas vacaciones! 

Amaya Quirós

viernes, 10 de junio de 2016

Llegó el buen tiempo. Llegaron los... "bichos".

Esta semana inauguro mi Blog profesional. ¡Bienvenid@s! Y comienzo esta andadura informando sobre los parásitos y cómo luchas contra ellos por el bien de nuestras mascotas (y también de nosotros y nuestra familia). Porque empieza definitivamente el calor y ahora es el momento. Si queremos tener a nuestras mascotas bien protegidas frente a los temidos parásitos externos, hemos de procurar utilizar los productos adecuados y de la manera correcta. Pulgas, garrapatas, piojos, mosquitos… multitud de insectos inician sus ciclos biológicos cada primavera y se extienden prácticamente hasta finales de otoño. En algunas zonas incluso durante todo el año.

Hoy en día el abanico de productos disponibles en el mercado es inmenso, con distintos formatos para adaptarse a nuestras necesidades, a las características de nuestros animales y a su hábitat: pipetas, collares, champús… Pero ¿cuál es el más adecuado? El producto elegido, sea cual sea su presentación, ha de ser de buena calidad aunque, efectivamente, eso suponga pagar un poco más. Creedme, el precio marca la diferencia en este caso (como en casi todos) y no se puede esperar gran cosa sin cierta inversión. En plena temporada, merece la pena hacer el esfuerzo y protegerles DE VERDAD.

El riesgo es para todos, animales y personas. No es sólo una cuestión de higiene, es una cuestión de salud. Las garrapatas transmiten enfermedades de diversa consideración, pero casi todas ellas de carácter grave y, al igual que "pican" a nuestras mascotas, pueden hacernos lo mismo a nosotros. 

Los mosquitos tienen a su representante estrella, el Phlebotomo -vector transmisor de la Leishmaniosis, enfermedad grave-  que también pueden sufrir tanto nuestros compañeros como nosotros mismos. Ojo: nuestra mascota enferma no supondrá un riesgo mayor para nosotros que cualquier otro animal enfermo. La Leishmaniosis no se transmite por contacto, necesita un intermediario para hacerlo. Cierto es que nuestro sistema inmune lucha bien contra ella, pero en inmunodeprimidos, ancianos y niños el riesgo se eleva.

Por eso, MEJOR PREVENIR QUE CURAR y el gesto es bien sencillo: elegir un buen producto y usarlo bien. Hablemos un poco de cada uno de ellos:

-Champú: Como medida higiénica a corto plazo y en casos de presencia de parásitos es efectivo. Sin embargo, su capacidad protectora no supera las 24h, con lo que más que un método de prevención sería más bien un complemento a otros más duraderos y efectivos.

-Pipetas: Prácticamente la totalidad de las pipetas que existen actualmente tienen una duración de 4-5 semanas máximo. Es importante cumplir los plazos. Estos productos son los denominados "spot-on" y se administran sobre la piel, separando bien el pelo y aplicándolos en uno o varios puntos a lo largo de la columna vertebral (según el volumen de líquido correspondiente a cada peso de la mascota). Para garantizar su buena fijación al tejido subcutáneo conviene separarlos entre 24/48h del baño -yo recomiendo mejor las 48h-. Las hay contra pulgas, garrapatas y piojos, y hay otras que incluyen además protección contra el mosquito de la Leishmaniosis, los ácaros, algunos parásitos internos, etc. Según la zona en la que habite tu mascota, habrás de actuar en consecuencia y adaptarte. El efecto de las pipetas es rápido (a las pocas horas de administrarlas) con lo que son una buena opción en caso de parasitosis ya existente.

-Collares: Tienen la ventaja de ser los productos que más duran y nos permiten "olvidarnos" de los parásitos por un tiempo. Pero ha de ser un buen collar. Suelen durar de 3 a 8 meses -según marcas- y tienen distintas coberturas, al igual que las pipetas y, tal como pasa con éstas, el tipo de collar a escoger dependerá de la zona y el hábitat. Normalmente su efecto tarda algo más, por lo que en caso de presencia de parásitos no es la primera elección, puesto que antes de una semana no logran su máxima concentración y efecto.

-Comprimidos: La medicina veterinaria avanza a pasos agigantados y no paran de crearse nuevas moléculas de antiparasitarios externos de administración oral y con gran eficacia. Estos nuevos productos vienen muy bien en caso de resistencias a otros más antiguos ya usados. El comienzo de su efecto también es muy rápido (incluso en 1 o 2h postadministración).

Mi recomendación como veterinaria es valorar en qué zona estamos, la presencia de ciertas enfermedades endémicas que puede haber en ella y el entorno real en el que nuestra mascota desarrolla la mayor parte de su vida. Si por ejemplo está prácticamente todo el día en un jardín o en el campo, tendremos que extremar las precauciones e incluso combinar varios de estos productos.

Además, es crucial comprender que aunque el antiparasitario elegido sea de calidad, ninguno es 100% efectivo y debemos revisar habitualmente a nuestros pequeños amigos. Seguro que esas caricias y sobeteos les encantan... Y desde luego, un buen baño cuando el calor aprieta ¡siempre se agradece! Pregunta a tu veterinario todas tus dudas y te ayudará a decidir qué antiparasitario es el más conveniente para tu caso en particular.


Amaya Quirós